COLOR MANAGEMENT – GESTION DEL COLOR

Antes de comenzar está página dedicada a los espacios de color, si me permites, me gustaría hacer una pregunta de la que estoy seguro conoces la respuesta: ¿qué tienen en común un coche, un avión y un barco?, efectivamente todos sirven para viajar, pero …, uno va por tierra, otro viaja por el aire y el otro le encanta el agua.

En el tema del color sucede algo parecido y para demostrarlo haré otra pregunta, ¿qué tienen en común una imagen que tomamos con nuestra cámara, luego la vemos en el monitor y decidimos ampliarla en papel con una impresión?, pues efectivamente también has acertado, tienen en común las formas y el color.

Pero,  ¿qué ocurre en ocasiones cuando tomamos una imagen con nuestra cámara y después la vemos en el monitor y terminamos imprimiéndola?. Pues puede suceder que los colores que vimos cuando hicimos la foto no se parezcan en nada a lo que vemos en el monitor y difieran también en la impresión.

Es cierto que cada medio tiene unas capacidades y limitaciones distintas pero si realizamos toda la cadena de calibración  es muy posible que lo que vemos en distintos medios sea lo más parecido a la realidad, vamos que el rojo no sea anaranjado y el azul no se haya convertido en un violeta.

En ocasiones son los pequeños detalles los que marcan la diferencia y te preguntarás porqué hago esa afirmación. La sutileza de muchos colores mezclados unos con otros ofrecen el resultado de lo perfecto o la imperfección de lo que buscábamos.

Al igual que lo medios de transporte miden su velocidad en kilómetros, millas o nudos que recorren en un espacio de tiempo como una hora, los distintos dispositivos que manejan una imagen también tienen sus espacios de color o ICCs (In Color Management) capaces de ajustar y medir los colores de una manera que todos coincidan.

Voy a permitirme poner un ejemplo que nada tiene que ver pero que conozco por mi afición al mundo del automóvil deportivo. Cuando accedes a un circuito de automovilismo, para ir rápido con un coche y cuando digo rápido me refiero a practicar una conducción deportiva, el estado del vehículo, las presiones, caídas y convergencias de las ruedas, etc. son lo que te permitirá bajar esas décimas de segundo incluso algo más.  Y si además de llevar bien todos esos reglajes coincide con la pista en muy buen estado de temperatura etc. y tú ese día estas “estupendo”, es posible que hagas un “tiempazo” y todo perfecto dentro de tu categoría.

Esa conjunción con toda la cadena del color bien calibrada será la que marque la diferencia entre una imagen perfecta en cuanto a color se refiere y una imagen pasable y seguro que mejorable.

Cuando hacemos fotos para publicar en Internet o medios parecidos quizás esto sea menos importante, o no, pero si tienes que hacer por ejemplo una reproducción de una obra de arte, o un catálogo de coches donde el color si es muy importante tanto para los creativos de una campaña publicitaria como para los propios clientes, entonces aplicar la gestión del color en tu flujo de trabajo es imprescindible y es por ello que he creado esta página para contarte como realizo mis trabajos.  Por cierto no olvides que la gestión de color es indispensable también para trabajos hechos en blanco y negro y es que conseguir esos negros y blancos puros  con la buena gama de grises que vemos en el monitor, sin calibración …, dudo mucho que los consigas en papel.

Para empezar quiero distinguir tres procesos totalmente independientes y diferenciados pero ojo casi siempre formarán una cadena que al igual que la cadena del frío, no debes romper nunca.

Estos procesos son:

–       Calibración de las pantallas de ordenador con las que trabajamos

–       Calibración de nuestras sesiones de trabajo en función de la luz en la que utilicemos

–       Calibración de los sistemas de impresión