En esta ocasión no se bien como comenzar esta entrada sin herir sensibilidades y es que hoy en día todo el mundo va realizando fotografías a todo lo que se menea .. o no.
En esta ocasión no se bien como comenzar esta entrada sin herir sensibilidades y es que hoy en día todo el mundo va realizando fotografías a todo lo que se menea .. o no.
Hola José,
Soy una persona abierta a cualquier modalidad dentro del mundo de la imagen, sea cual sea la tecnología aplicada, pues lo importante es el resultado final, sin rigidez alguna de formato, ya que ese resultado es el que acabará motivando sensaciones al espectador, que es lo que cuenta e importa.
No obstante, la creatividad e intuición llamemos del «artista» (fotógrafo, pintor, dibujante, etc…) es lo vital, aunque su herramienta utilizada sea variada. Y precisamente en este punto es donde no hay que confundir algo «llamativo» o «impactante» con una imagen realmente interesante.
Con la llegada de los teléfonos móviles modernos, y las aplicaciones que lo acompañan, se multiplican las posibilidades de crear imágenes, y compartirlas fácilmente. Pero las imágenes sujetas a «tendencias» o «modas», aunque aplaudidas en cierto momento por masas en las redes sociales, no necesariamente tienen calidad, y no me refiero a un trabajo refinado, sino a la propia creatividad de quien obtiene esas imágenes.
Aquí es donde soy crítico ante las modas que Instagram y similares están calando, como ya sucediera con otras de los años sesenta-setenta de gente que se consideraba «rompedora», y hoy en día ya nadie recuerda ni valora… lo bueno/creativo realmente se mantiene a flote, lo demás puede subir y bajar con una facilidad pasmosa, el tiempo siempre pone a todo en su sitio.
Una imagen mediocre, por mucho que se la adorne… sigue siendo mediocre, e incluso peor que mediocre con ciertas florituras añadidas. Y no me refiero a que un teléfono móvil -mejor dicho, su cámara- no sea un buen medio, pues los he usado cuando tan sólo tenían resoluciones de 0,3MB (300.000 píxeles), por ejemplo el Palm Treo, sino a que esos «añadidos» (apps) que llevan hoy en día (y que abundan tanto) no salvan una imagen mediocre. Ahora bien, cada uno es muy libre de expresarse en el mundo de la imagen, y todo es respetable, aunque ello no signifique que exista calidad creativa con ello. Al final, lo que cuenta es el fotógrafo, y la cámara no deja de ser una herramienta a su servicio y creatividad, quizás en una proporción del 80% (fotógrafo) y del 20% (cámara), e incluso posiblemente la balanza en muchos casos es más acusada en favor del «artista» con respecto a la «herramienta» utilizada para expresarse. Lógicamente, es una opinión personal, sin más intención que exponerla.
Un abrazo,
Juan Carlos Martín
Hola Juan Carlos, lo primero agradecerte tu comentario. Al final veo que estamos de acuerdo en todo pues como comento en mi entrada, cito textualmente: «Es posible que tanto retoque fácil sature la sensibilidad del espectador».
Pero también hay que tener en cuenta los que se pueden aprovechar de la creatividad de aficionados o espontáneos que con muy pocos medios ponen ideas geniales a disposición de todo el mundo. Desgraciadamente esas ideas suelen ser realizadas con muy pocos medios tanto de equipo como de conocimiento fotográfico y es que en mi opinión cuando hablamos de creatividad normalmente hay un porcentaje muchos mayor de inspiración que de transpiración.
Lo dicho Juan Carlos, un placer verte por aquí, saludos
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